El té es una de las bebidas que no suele faltar en ninguna casa. Es bueno para la salud y tiene un sabor peculiar. Puede ser motivo de una reunión con los amigos o la familia, de una tarde de estudio o de una noche a solas.

Pero preparar una taza de té correctamente no es tan fácil como puede parecer. En ese sentido, debemos de seguir una serie de pasos a la hora de hacer té. A continuación, te explicamos los algunos de los hábitos incorrectos que más se repiten:

Para poder beber una buena taza de té, debes elegir siempre un producto de calidad, para poder conseguir todos sus beneficios. Es importante valorar y saber identificar un buen té, su aroma, su sabor y sus propiedades.

Hay muchos tipos de tés y todos no se preparan de la misma forma. No tenemos en cuenta que cada uno necesita una temperatura adecuada. Si el agua está demasiado caliente, el gusto del té puede ser más amargo de lo indicado. Para corregir este común error, hay que añadir un poco de agua fría antes de introducir el té para evitar alterar su sabor.

Es recomendable calentar primero el agua sola y luego poner el té dentro del infusor. Después, verter el té en la taza y, por último, añadir el agua caliente. Así obtendrás todo su sabor.

Todos los tipos de tés provienen de la planta camelia sinesis. Pero cada uno tiene su tiempo de cosecha, su procesamiento de hojas y sus características. Aquí  tienes los tipos de tés más comunes y sus funciones:

Té negro: está fermentado y posee un mayor nivel de cafeína. Funciona como estimulante y es muy beneficioso para la concentración.

Té rojo: ayuda a perder peso.

Té verde y blanco: ambos son antioxidantes y ayudan a la prevención del cáncer.